Pertinencia territorial de la oferta académica: hoja de ruta para las sedes de la UT en el norte y el sur del Tolima
Fuente: AutorCon el objetivo de cerrar brechas históricas en el acceso a la educación superior, la Universidad del Tolima (UT), en articulación con el Gobierno Nacional, avanza en la puesta en marcha de dos nuevas sedes universitarias en el Norte y el Sur del departamento. La iniciativa se soporta en estudios de pertinencia académica desarrollados por el Centro de Estudios Regionales (CERE) y se alinea con la meta nacional de ampliar en 500.000 los cupos en educación superior, el Plan Estratégico de Desarrollo Institucional 2023–2032 y la Política de Regionalización de la UT.
Contexto: brechas de acceso y urgencias territoriales
En el Tolima, menos de la mitad de la población joven accede a la educación superior. La cobertura bruta departamental se ubica aproximadamente 10 puntos por debajo del promedio nacional (45%), y el tránsito inmediato apenas supera la referencia nacional por tres puntos (48%). Los rezagos se intensifican a escala municipal: Chaparral registra 23,22% de cobertura bruta y Mariquita 37,16%, lo que evidencia asimetrías subregionales marcadas entre Norte, Nevados y Sur. Estas cifras, sumadas a limitaciones de transporte, dispersión poblacional y condiciones socioeconómicas adversas, refuerzan la necesidad de llevar la universidad a los territorios y no al revés.
Desde un enfoque de política pública, el problema no se resuelve únicamente con infraestructura. El análisis de pertinencia del CERE subraya que ampliar cobertura sin asegurar trayectorias de permanencia y graduación corre el riesgo de reproducir exclusiones históricas. Por ello, la regionalización de la UT incorpora no solo el despliegue físico de sedes, sino el diseño de una oferta académica pertinente y mecanismos de apoyo (financieros, pedagógicos y de bienestar) que permitan a los y las estudiantes completar con éxito sus estudios.
Metodología: consulta amplia y lectura fina del territorio
Para orientar la oferta académica de las nuevas sedes, el CERE adelantó un estudio con consulta a múltiples actores: estudiantes de educación media y superior, docentes universitarios, sector productivo, funcionariado público y liderazgos sociales. El insumo combinó análisis de datos secundarios (matrícula, deserción, tránsito inmediato, desempleo juvenil) con percepciones territoriales sobre vocaciones productivas, retos sociales y expectativas formativas. El ejercicio permitió construir una lectura diferenciada por subregiones y, a partir de allí, identificar ejes de pertinencia y áreas de conocimiento prioritarias.
El estudio identificó seis ejes estratégicos que deben orientar la planeación académica en las subregiones norte y sur del departamento:
- Regionalización y equilibrio urbano-rural;
- Gestión del riesgo y cambio climático;
- Dinámicas demográficas y desarrollo poblacional;
- Educación subregional y ruralidad (trayectorias educativas y apoyos a la permanencia);
- Desarrollo económico y empresarial (énfasis en Mipymes y encadenamientos);
- Atención de vulnerabilidades sociales (seguridad, violencias basadas en género, cohesión comunitaria).
Esta matriz de pertinencia reconoce que la universidad es más que una “fábrica de títulos”: debe actuar como articuladora de capacidades locales, innovación social y transformación productiva sostenible. Por eso, la pertinencia no se define solo por demanda laboral inmediata, sino por la contribución de mediano y largo plazo al bienestar y a los proyectos de vida de la población, especialmente en contextos con rezagos educativos y económicos acumulados.
Áreas de conocimiento priorizadas: entre la sostenibilidad y la gestión empresarial
A partir de los ejes, el CERE propone concentrar la oferta en cuatro campos transversales para ambas subregiones:
Agricultura sostenible y gestión de recursos naturales: modernización productiva con enfoque agroecológico, manejo del agua y suelos, y adaptación al cambio climático.
Economía, administración, contaduría y afines (con énfasis en Mipymes): fortalecimiento de tejido empresarial, contabilidad para pequeñas unidades productivas, gestión comercial y digitalización.
Ingenierías, arquitectura y urbanismo adaptadas al clima y al riesgo: soluciones de infraestructura resiliente, ordenamiento territorial y servicios públicos.
Ciencias de la educación: formación docente con enfoque de ruralidad, interculturalidad y educación a lo largo de la vida, en zonas con envejecimiento poblacional y bajas tasas de tránsito inmediato.
Este enfoque evita una subordinación acrítica al mercado y, a la vez, responde a vocaciones productivas reales, promoviendo encadenamientos con economías locales y servicios públicos esenciales. La clave es que la oferta contribuya a cerrar brechas y no a segmentar, por ejemplo, creando trayectorias diferenciadas de calidad según el origen territorial del estudiantado.
Diferencias subregionales: fortalezas relativas y desafíos críticos
La investigación encuentra que las provincias del Norte y Nevados presentan un entramado urbano-rural relativamente más equilibrado, con mejores accesos y oferta educativa comparada, lo que facilita la articulación entre educación media, técnica/tecnológica y universitaria.
En contraste, el Sur acumula mayores desafíos: aislamiento geográfico, presencia de comunidades étnicas y menores capacidades institucionales, lo que incrementa las barreras de acceso y permanencia. En estas zonas, las tasas de tránsito inmediato a la universidad caen hasta el 32,5%, muy por debajo del promedio departamental (46,49%). La decisión de ubicar allí una sede universitaria nueva responde, precisamente, a la necesidad de invertir la lógica centro-periferia en la provisión de educación superior.
La viabilidad de esta apuesta depende de una gobernanza territorial que conecte a la UT con gobiernos locales, sector productivo, organizaciones sociales y sistemas de educación media, para lo cual, en el documento de Criterios para la pertinencia educativa: en la sede sur y norte del Tolima, se recomienda:
Orientación vocacional temprana y pasarelas de doble titulación para que el último ciclo de secundaria dialogue con programas técnicos/tecnológicos.
Prácticas y pasantías en entidades públicas y empresas locales, priorizando cadenas de valor regionales (agroalimentos, turismo de naturaleza, bioeconomía, logística, servicios).
Ecosistemas de innovación abiertos (laboratorios vivos, nodos de transferencia) para resolver problemas públicos —gestión del riesgo, agua, movilidad— con participación estudiantil.
Seguimiento a cohortes (admisión–permanencia–graduación) con alertas tempranas y acciones afirmativas para población rural, mujeres cuidadoras y juventudes en vulnerabilidad.
Ibagué: hallazgos preliminares y rol de la sede principal
El estudio que se replica para Ibagué muestra retos estructurales en la relación educación-empleo: disminución acelerada de población en edad escolar, cuellos de botella en transición media-superior, rezagos en graduación y un mercado laboral juvenil con altas tasas de desempleo.
Además, emergen temas de seguridad e inseguridad y violencias basadas en género que afectan la permanencia. Dado que la sede central de la UT concentra capacidades, su papel será articular rutas de apoyo (académicas, psicosociales, de empleabilidad) y generar programas con pertinencia urbana (servicios públicos, economía digital, industrias creativas, gobierno abierto), sin perder el horizonte de inclusión social.
En la capital del departamento, el CERE advierte rezagos en trayectorias educativas: reprobación (11%) y deserción (4%) concentradas en secundaria; tránsito inmediato estancado (56% a escala urbana como Ibagué); brecha entre inscritos y matriculados en pregrado (14.015 aspirantes no matriculados); y tasas de graduación efectiva en torno al 54% (corte 2023).
A ello se suma el desempleo juvenil (21% en 2024), que deprime expectativas de retorno educativo. Por eso, la estrategia de regionalización debe anclarse a políticas de gratuidad, becas focalizadas, bienestar universitario ampliado, modalidades flexibles (presencial-híbridas) y apoyos pedagógicos que reduzcan la desvinculación temprana.
Lo que viene: hoja de ruta y próximos pasos
Las recomendaciones del estudio apuntan a varios elementos clave, que pasan por el ajuste final de oferta por subregión, con base en los seis ejes de pertinencia y demanda potencial. Un diseño curricular con enfoque de competencias para la transición productiva sostenible; acuerdos de corresponsabilidad con alcaldías y sector privado (prácticas, empleo joven, cofinanciación de laboratorios);
Así mismo, la consideración de un modelo integral de permanencia (bienestar, apoyos económicos, tutorías, residencias y transporte donde aplique); así como un sistema de monitoreo con indicadores de acceso, permanencia, graduación y empleabilidad por cohorte y microterritorio.
Las nuevas sedes del norte y sur del Tolima representan una decisión estratégica para corregir desigualdades de larga data. La evidencia del CERE indica que la pertinencia no es un eslogan: exige alinear oferta académica, políticas de permanencia y encadenamientos productivos con las realidades de cada territorio.
Si la regionalización se acompaña de gobernanza, recursos y evaluación rigurosa, la UT puede consolidarse como un motor de equidad, que amplíe oportunidades educativas y estimule la transformación social y económica del departamento. El éxito medirá menos la cantidad de programas abiertos y más la proporción de estudiantes —especialmente de zonas rurales y poblaciones históricamente excluidas— que logran ingresar, permanecer, graduarse y proyectarse en sus territorios de origen.
Pdta: todos los estudios de CERE sobre pertinencia de la oferta académica de la Universidad del Tolima se pueden descargar del repositorio institucional dando click aquí